Tomada de la edición impresa del 06 de mayo del 2009
La asambleísta Alexandra Ocles, en un acto que la define, denunció al Consejo Nacional de Radio y Televisión (CONARTEL), los contenidos racistas, excluyentes, de maltrato, burla y escarnio de varios programas de TV tales como “Mi recinto”, “Revivos on de sea” y “Revivos on de beach”.Los argumentos de la asambleísta, sucintos en una carta que apela no solo a los Derechos Humanos, sino a un apartado de la nueva Constitución (Sección Tercera) referente a la Comunicación e Información que dice: “Art. 16.- Todas las personas, en forma individual o colectiva, tienen derecho a: 1. Una comunicación libre, intercultural, incluyente, diversa, y participativa en todos los ámbitos de la interacción social (…)”.Ciertamente, los programas aludidos -que se transmiten por largo tiempo ya- han merecido reparos de educadores y críticos de televisión; pero nunca las críticas empujaron a las televisoras a revisar los contenidos de esos programas de modo serio y responsable. Por el contrario, los propios ‘actores’ han llegado a justificar la figura del montubio en la TV como una forma de mostrar la ‘cultura campesina’ del país. En paralelo, los afrodescendientes, son representados a través estereotipos de vulgaridad, delincuencia, prostitución y lujuria. Un ‘caso crónico’ es el personaje “el cholito”, basado en la idiosincrasia de un reportero de TV, de cuna popular, que fue configurado ‘artísticamente’, por el vestuario y la gestualidad, ¡hasta anular la identidad del ‘molde’!La programacion televisiva debe tener una normativa que exprese la diversidad y explique a niños y jóvenes el abismo que existe entre el humor creativo y la necia burla (sexista, racista, clasista).Que Alexandra Ocles, una afrodescendiente, denuncie formalmente los contenidos de desprecio cultural de estos programas, es una lección para nuestro mestizaje idiotizado.
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