martes, 20 de enero de 2009

REVISION DE DURBAN: EXPECTATIVA MUNDIAL

Reina Magdariaga Larduet
Bolpress
La urgente necesidad de aplicar estrategias para combatir el racismo ha elevado las expectativas sobre la revisión de los acuerdos de la Conferencia Mundial contra ese flagelo celebrada en Durban (Suráfrica), en 2001.
En esa cita, fueron identificados entre los grupos que sufren la exclusión a los africanos y afrodescendientes, asiáticos y sus descendientes, pueblos indígenas, migrantes, refugiados, mujeres, niños, gitanos y las personas afectadas por VIH/SIDA. Los tres mil delegados de Organizaciones No Gubernamentales del mundo acudieron a Durban para dar a conocer sus luchas, las injusticias sufridas en sus regiones y países, y presentar sus propuestas, apunta el portal choike.org. El resultado de esa cita fueron la Declaración y el Programa de Acción de Durban (DPAD), documento que describe medidas de prevención y educación a los niveles internacional y nacional.
Asimismo recoge investigación de políticas y planes de acción, enjuiciamiento, además de la puesta en práctica de decisiones económicas y políticas. "El proceso hacia Durban 2, previsto para abril de 2009, ya es muy controvertido", indica un informe del Comité Nacional Palestino. Los poderes imperialistas del mundo, con Estados Unidos e Israel a la cabeza, añade el escrito, están presionando a las naciones, miembros del Consejo de los Derechos Humanos y al comité preparatorio para "dulcificar" la agenda de análisis de la DPAD.
En tal sentido, intentan sosegar las autorizadas voces de las víctimas del racismo, quienes de forma activa participaron en la conferencia de la sociedad civil, celebrada en Suráfrica hace siete años. Ante tales presiones, refiere la página voltairenet.org, Suráfrica renunció a ser sede de la Conferencia así como el Grupo de Estados Africanos de la ONU.
Dada la posibilidad de que el encuentro se desarrolle finalmente en Ginebra, París o Viena, afirma, el movimiento sionista abriga la esperanza de poder influir en su organización.
Al hacer un análisis de lo realizado, Louise Arbour, Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos hasta el 1 de julio, dijo en mayo pasado que no se han hecho suficientes esfuerzos globales con vistas a eliminar la discriminación racial. Durante reuniones preparatorias para la II Conferencia Mundial sobre el tema, la cual se celebrará en 2009, Arbour indicó que los gobiernos han fallado incluso en reconocer el racismo como un problema.
Por su parte, la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora considera que la mayoría de los Estados muestran poca voluntad política en rendir cuentas sobre la puesta en marcha de los compromisos asumidos. No obstante las recomendaciones para que se realizaran procesos nacionales, regionales e internacionales, ejemplifican, tan sólo África, América Latina y el Caribe han realizado su conferencia de evaluación.
Latinoamérica se ubica como la región con mayor nivel de consenso y mayor interés por avanzar al respecto, estiman analistas. El gobierno de Nicaragua, señala un artículo de un diario local de ese país, enfatiza que la lucha contra el racismo tendrá vigencia mientras los hombres y mujeres del mundo no nos aceptemos y reconozcamos como personas con plena igualdad, sin distingo de color, raza, nacionalidad o religión.
Cuba, en tal sentido, alzó su voz ante el Consejo de los Derechos Humanos durante el debate interactivo con el relator de ejecuciones extrajudiciales, el relator sobre formas contemporáneas de racismo y el presidente-relator del grupo de trabajo de expertos sobre las personas de descendencia africana. "La discriminación racial, una de las más crueles manifestaciones de explotación a través de los siglos, hoy se agrava y perpetúa a la par de la brecha cada vez más grande que separa a ricos y pobres, como consecuencia de una globalización sustentada en patrones neoliberales" consideró Yury Gala, delegado cubano. Con el ascenso al poder en muchos países desarrollados de partidos derechistas, basados en ideas y programas xenófobos y anti-inmigrantes y tras los trágicos sucesos del 11 de septiembre de 2001, añadió, esa tendencia se ha venido reforzando. En opinión de Gala, proliferan políticas y leyes migratorias, y la adopción de leyes antiterroristas que facilitan amplios espacios a la arbitrariedad y al ejercicio de la autoridad pública sobre bases discriminatorias, racistas y xenófobas. Y por si fuera poco, continúa también el uso indebido de las tecnologías de la información -incluyendo Internet- para la difusión de ideas basadas en la superioridad y el odio racial, dijo.
A pesar de los inconvenientes para la revisión de la DPAD, Durban se mantiene viva y ello lo han impuesto las manifestaciones que resurgen a finales del siglo XX con el proceso globalizador.
Según el pensador Immanuel Wallerstein, la globalización económica no unifica sino que segmenta a los Estados y las regiones, y con ello disgrega el poder político. Esa realidad tiende por ende a invisibilizar aún más a los que integran el histórico ejército de los excluidos del planeta.
La Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú, al reflexionar sobre el racismo, ese agraviante problema histórico con profundas raíces en el colonialismo y la esclavización de pueblos enteros, consideró que continúa vivo y activo en el mundo de hoy. Corresponde a las naciones garantizar que la revisión de Durban cumpla su objetivo porque, como afirmó Menchú, "el desprecio, el odio racial y la pretensión de una absurda superioridad étnica y cultural, son manifestaciones de las taras y complejos coloniales que aún persisten en los países en que vivimos".

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