viernes, 5 de diciembre de 2008

MUJERES AFRODESCENDIENTES Y PARTICIPACION POLITICA

América Latina hoy por hoy, vive un escenario de cambios sociales, culturales, políticos y económicos que marcan nuevos desafíos para cada uno de nuestros países, para sus gobiernos, y la sociedad civil en general. A esto se suma el trasfondo político marcado por la presencia de gobiernos de centro-izquierda presionados por la participación de la sociedad civil y los mismos movimientos sociales, reconocidos como actores fundamentales de estos cambios que a través de sus reivindicaciones y luchas han generado procesos de resistencia e incidencia que transforman las realidades.

Esta nueva coyuntura cuenta con unos ejes movilizadores que están redefiniendo el escenario político en la región y están abriendo un proceso histórico que presenta elementos nuevos que van a influir profundamente en la dinámica económica, política, cultural y social inmediata, pero también en el mediano y largo plazo. Estos ejes son:
1. El conflicto colombiano y la regionalización del mismo
2. Los desafíos de la izquierda en Bolivia, Ecuador y Venezuela
3. La inicio de la caída del imperio estadounidense abonado por la crisis económica
4. Procesos de integración latinoamericana
5. La debilidad de los movimientos sociales.

Con todos estos ejes lo que se mira desde afuera es que a pesar de todo, la democracia triunfa en América del Sur, y triunfa porque los suramericanos pasan a soñar con la constitución de un Estado-Nación, no más dictatorial, no populista, no intervencionista, simplemente democrático para mantener la cohesión socioeconómica y política, y para reafirmar un principio de autonomía y soberanía que facilita el desarrollo del quehacer político centrado en el ser humano, más no del mercado.

En este escenario de cambios, los avances de las mujeres en general en materia de derechos e institucionalidad tienen una mirada positiva, sin que eso signifique que todo está bien. Aún, existen algunos temas que no han logrado despuntar que son necesarios revisar para buscar formas y estrategias de acción que efectivamente logren incidir en la vida de las mujeres y uno de esos temas es la participación política, donde persiste un saldo en contra.

1. Y DESPUES DE DURBAN, QUE???

Con los diversos mecanismos de incidencia y de visibilización del pueblo afrodescendiente, todavía siguen ocultas nuestras vidas, logros y avances entregados en cada uno de nuestros países, en algunos casos no somos parte de los Estados-Nación y en donde sí, el principio de plurinacionalidad, pluriculturalidad y multietnicidad, apoyan la necesidad de repensar las identidades nacionales, pero no resuelven a cabalidad la inclusión social, el racismo y la discriminación. La interculturalidad como norma de vida, no pasa de ser un bonito discurso y sin duda utilitario por parte de los Estados, de las sociedades para eliminar la marginación y exclusión de los/as afrodescendientes, pero sin mayores resultados.

Las organizaciones y procesos afrodescendientes en la región después de Durban, empezaron a trabajar e impulsar sus agendas locales, vaciando de contenido la agenda de la región, parecería que los acuerdos políticos de continuidad de diversas redes se paralizaron y algunas concluyeron, asumiendo que con Durban lo habíamos alcanzado todo, cuando en realidad era el punto de inicio. Con esto no desconocemos los avances existentes en los diferentes países, en materia de legislación o desarrollo de institucionalidad. Pero, cuando ciertos temas se retoman, se lo hace de forma tal que se encierra en su propio pautaje dejando por fuera la posibilidad de consolidar una agenda regional. Por tanto, la presencia de diversas iniciativas de las organizaciones, redes, o agendas colocadas por los organismos internacionales no siempre logran calar fondo o no tienen impactos políticos trascendentes.

LA PARTICIPACION POLITICA DE LAS MUJERES AFRODESCENDIENTES.

Tomando en cuenta este escenario, la Participación Política de las mujeres evidencia, claramente hemos avanzado en un 2% a nivel general, pero en el caso de las mujeres afrodescendiente, nos encontramos en situación de clara desventaja. La participación política es esencial para el ejercicio y consolidación de la ciudadanía plena, contribuye a alcanzar y fortalecer nuestra identidad y nuestra propia realización humana, es el reconocimiento y un mecanismo fundamental para alcanzar la igualdad real. Es uno de los más grandes desafíos para las mujeres, sobre todo en nuestra sociedad, donde la política todavía es vista como exclusiva de los hombres y estigmatizada como despreciable, pero además espacio cerrado para las mujeres afrodescendientes. Nuestra presencia marca la diferencia promueve nuevas dinámicas y nuevas formas de ejercerla y de ejercer el poder.

Si las mujeres afrodescendintes son las que poseen los indicadores sociales más bajos en temas de educación, acceso laboral, salud, entre otros. Cada uno de estos elementos ratifica el hecho de porqué poquísimas mujeres son las que figuran en los espacios políticos.

A febrero del 2008, y según la Unión Interparlamentaria, se afirma que:
1. De la totalidad de legisladores en todo el mundo, el 17,7% son mujeres, y a nivel del ejecutivo, el 16,1% de todas las carteras ministeriales son ocupadas por mujeres, lo que representa un aumento del 2% en relación a las estadísticas del 2005.
2. No existen datos oficiales con respecto a la información de las mujeres afrodescendientes, pero de lo que se sabe la incorporación de las mujeres en el ejecutivo, legislativo, judicial y gobiernos locales es escasa y sin dudas con amplias diferencias entre ellos, es decir, donde hay mayor presencia es en el legislativo y gobiernos locales, en donde es casi nula es en el poder judicial y ejecutivo.

La inexistencia de datos desagregados con respecto a las mujeres afrodescendientes visualiza la necesidad de contar con indicadores sociales con información desagregada por etnia y por género, pero también que ver con nuestra falta de incidencia desde los procesos organizativos.

Con respecto a los procesos organizativos, es necesario revisar la dinámica de los mismos, quizás es hora de preguntarnos si tal como nuestras organizaciones están estructuradas facilitan o promueven la participación política de las mujeres afrodescendientes. Particularmente creo que no, y podemos mirar algunas razones:
· No tenemos procesos continuos de formación en participación política, ni en política.
· La militancia de las mujeres afrodescendientes en los partidos y/o movimientos políticos es casi nula, por tanto no estamos visibilizadas, y los espacios se ganan ahí adentro.
· Si participamos e integramos una lista de elección popular, ocupamos lo últimos lugares o somos suplentes de aquellos-as que no ganarán la elección o peor, nos enrolamos en partidos políticos tradicionales que nos utilizan como tapa huecos o como mera formalidad para llenar un requisito, (alternabilidad).
· En el caso de aplicación de la ley de cuotas, los partidos y movimientos políticos no aplican acciones afirmativas para integrar esas listas con mujeres afrodescendientes e indígenas.
· Estando ya electas, por lo general optamos en su gran mayoría por demandas de otra naturaleza entre ellas: contra la violencia y el feminicidio, por el trabajo equitativo, por la salud y el bienestar, por la educación, todas reivindicaciones legítimas, justas y urgentes; pero la lucha por los espacios políticos tiene otra dimensión estratégica, ya que la democracia requiere de la participación de las mujeres, de la integración social y de géneros a todo nivel.
· La contienda por el poder político, tan mal vista en nuestras sociedades como la militancia partidaria, deben ser revalorizadas, para ser asumidas sin vergüenza ni temor a ser despreciadas. La participación consciente y activa, la mirada crítica, la ética, los principios y valores, son las principales banderas para internarse en esa arena movediza.
· La falta de recursos para sostenernos económicamente y para sostener una campaña contribuye a nuestra ausencia.
· Las dificultades con las propias organizaciones afros, también generan dificultad.
· Necesitamos renovar cuadros dirigenciales, el país necesita con urgencia la renovación de los liderazgos y las mujeres tenemos un gran potencial para ubicarnos en lasprimeras planas y, desde ahí, promover el cambio en el imaginario social, numerosas liderezas reúnen las cualidades requeridas.

Para concluir dejo algunas preguntas que espero nos sirvan como temas de reflexión en la construcción de nuestros propios escenarios.

1. Si las estructuras y dinámicas tal como hasta ahora han funcionado, ayudan a la promoción de la participación política de las mujeres afrodescendientes.
2. Cuáles son los retos que tenemos las mujeres afrodescendientes de la región en general y las de la subregión andina en particular.
3. Cómo consolidar una agenda común para los afrodescendientes en la región, cuando todavía hay temas por resolver.

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